Un poco de música..

sábado, octubre 31, 2009

LA CASONA - 1ª SESIÓN



Las ahujas atravesaban sus pezones, a cada nueva ahuja el se estremecía, intentaba pensar en otra cosa, pero no lo lograba. Las ahujas se sucedían, y cuando ya pensaba que no usaría más en sus pezones, la veía coger otra ahuja.

La miraba con ojos suplicantes deseando que fuese la última ahuja o por lo menos que no le pusiese más en los pezones, que las pusiese en otra zona de su cuerpo.

A decir verdad, preferia no mirarlos, las había dejado de contar en la sexta ahuja, no recordaba que le hubise puesto tantas en otras ocasiones. Se las había puesto, pero no todas en la misma zona.

Ya casi no lo soportaba.
Sus pezones, estaban hinchados y doloridos; el menor roce de sus dedos y no podía evitar contraer todo el cuerpo, en un intento infructuoso, por evitar o intentar mitigar el dolor.

Mientras tanto la cera seguía cayendo, iba goteando, primero una gota que acariciaba sus muslos y bajaba por sus piernas, luego la que se derramaba por su torso, que ya goteaba en sus costados.. Eso no por no hablar de la cera que empezaba a llegar ahora a sus huevos..

Claro, ahora comprendía el motivo por el que esa vela era distinta.. tardaba más en rebasar el borde, pero ahora fluía con más rápidez que las otras.
Se removía inquieto, mientras apretaba con fuerza la canica y la miraba esperando ver en ella algún rastro de cansancio.

- Te veó algo inquieto, creo que te daré un pequeño descanso -dijo sonriendo.
El la miró asustado, e intentó negar con la cabeza, moviendola lo poco que le permitía hacerlo su collar.

Sabía bien, lo que significaba un descanso, pero no quería hacer nada que pudiese enfadarla; y de todas formas no podía hacer prácticamente nada.
- Tengo sed, hace algo de calor aquí - dijo abriendo una Cola y bebiendo un buen trago.
- ¿Tienes sed?.

El negó vigorosamente con la cabeza, no podía apenas moverla pero hizo un esfuerzo intentanto evitar lo inevitable.

domingo, octubre 25, 2009

LA CASONA - LAS AHUJAS




Temía la camilla, había aprendido que nada que sucediese estando atado a la camilla sería suave para él.
Por último le colocó una mordaza de aro, y la selló con un plug hinchable, y le entregó una canica en la palma de la mano, él la cerró con fuerza.

Dispuso sobre una mesa cercana, a su espalda, los accesorios que iba a emplear para la sesión.
Cogió cinta adhesiva de doble cara, recortó un fragmento y se lo puso sobre las ingles, colocó una pequeña vela blanca, con base metalica sobre la cinta y la ajustó bien, empleando un poco más de cinta, en cada ingle, otra vela sobre su escroto y otras dos velas sobre su torso.

Le aplicó un bondage en sus huevos separandolos y colgando sendos pesos de cada uno, que se columpiaban entre sus muslos.
- Ahora voy a encender las velas, si sabes lo que te conviene tratarás de moverme lo menos posible.

El asintió con un ligero movimiento de cabeza, el collar le impedía moverse, pero quería contestarle, y lo hizo de la única forma que podía en aquel momento.
Se le acercó con una ahuja en la mano, el la miró asustado.

Las ahujas no le gustaban demasiado, pero no quería decepcionarla..
La ahuja se clavó en su pezón atravesandolo, sendas gotitas de sangre resbalaron sobre su pecho. Cuando apenas se había recuperado de la primera ahuja, otra ahuja se clavó en el pezón intensificando el dolor que sentía.

Mientras tanto la cera de las velas había rebasado el borde del recipiente, y empezaba a gotear sobre su cuerpo.
Grandes gotas de sudor resbalaban por su frente, un sudor frío recorría su cuerpo de la cabeza a los pies.
No, las ahujas no le gustaban demasiado...

sábado, octubre 24, 2009

LA CASONA - LOS PREPARATIVOS



Con un suave gesto le asió por las muñecas y le instó a levantarse, le condujo por la habitación en la que había toda clase de accesorios preparados para ser usados.
Llegaron a una extrecha camilla, el la miró con aprensión, sabía demasiado bien lo que significaba.

- Por favor, mi ama, ¿podría empezar por algo más suave?.
- No quedrás que te siente mal la comida, ¿verdad? -le dijo, mientras una sonrisa picara se dibujaba en su rostro-
- Por supuesto que no, mi ama. Perdonemé.

El se acostó sobre la camilla, teniendo cuidado de que sus muslos quedasen en el borde de la camilla. Y se dejó hacer..
Lenta pero concienzudamente le fué sujetando a los arneses de la camilla, los tobillos fueron fuertemente atados a las patas de la camilla.

Ambas muñecas esposadas por separado estirandole los brazos hasta casi retorcerselos. Los codos firmemente sujetos con un bondage que los unía a las argollas de la camilla.
Luego, fué el turno de las rodillas, de forma que quedaron fuertemente sujetas a sendas argollas.

A continuación, le colocó una correa alrededor de la cintura, y la unió a las argollas que había en los laterales de la camilla.
Por último enganchó su collar a la argolla superior de la camilla.

Un escalofrío le recorrió de pies a cabeza, sabía muy bien lo que le esperaba. Deseaba que sucediese, pero a la vez lo temía por igual.

viernes, octubre 23, 2009

LA CASONA - LA BIENVENIDA



Escuchó el sonido de la llave al girar, y a su pesar se sobresaltó.
Tenía muchas ganas de saber lo que le aguardaba, pero a la vez sentía que todo iba excesivamente deprisa..

Tenía la sensación de ir en un coche sin frenos y cuesta abajo, y le costaba decidir si era mejor apearse en marcha o arriesgarse ante el inminente choque.

Para su sorpresa le quitó las esposas de los tobillos, y las de las muñecas, asi como el molesto antifaz.
- Gracias, mi ama.
Tras parpadear varias veces, logró abrir bien los ojos.

- Sientate.
- Si mi ama, como desee.
- Recuerdas lo que habíamos hablado, ¿verdad?.
- Si, lo recuerdo, mi ama.
- Te daré una hora para que comas un poco y te asees convenientemente, después comenzaré tu adistramiento. Al fondo a la derecha tienes el baño, y sobre la mesa tienes tu comida.
- Volveré en una hora, procura estar listo, ni un segundo más, ¿estamos?.
- Si mi ama, una hora.

Había pasado una hora, el tiempo había pasado volando. La puerta chirrió al abrirse.
El se arrodilló, agachó la cabeza y pusó las manos a su espalda en señal de respeto.

Le colocó el collar que tanto conocía, y se lo ajustó hasta casi dejarle sin resuello.
El ya sabía lo que eso significaba, la sesión acababa de empezar, asi como su adiestramiento.

miércoles, octubre 21, 2009

LA CASONA - EL PRINCIPIO




Descansar, tenía gracia que precisamente ella hablase de descansar.. como si esa palabra estuviese en su vocabulario. No pudo evitar sonreir..

Aún recordaba como se conocieron, hacia ya casi dos años, dos años en los que habían pasado muchas cosas, demasiadas cosas juntos, aún asi tenía la sensación de que apenas si estaba empezando a conocerla.

Recordaba aquella extraña sala de chat, extraña en cuanto a que era rebuscada, no solo eso, estaba medio escondida en una web que costaba trabajo encontrar, luego, como no, el tedioso proceso de registro, cuando había miles de webs, en que bastaba especificar nombre de usuario, un mail, el password y nada más.

La sala estaba bastante concurrida, y para colmo si no se hablaba la sesión caducaba en pocos minutos, todo eran inconvenientes. Pero de pronto, se conocieron, el apenas si sabía nada de sado y ella llevaba años en el sado, pero algo le debió de llamar la atención porque pasaron el resto de la noche hablando y conociendose, finalmente intercambiaron mails.

Luego vinieron charlas de madrugada, alguna breve sesión por webcam, y de pronto, un día le propuso quedar para tomar algo y conocerse.

Después se despidieron, y el se quedó con la duda de si volvería a saber de ella, el encuentro parecía haber ido bien, pero hasta que no volvieron a coincidir en internet no tuvo más noticias suyas.

Y de pronto, le había propuesto quedar para su primera sesión.. Había pasado tanto tiempo de aquello, lo veía tan lejano en el tiempo y a la vez tan proximo en sus pensamientos...
El ruido de la llave al girar le sacó de su ensimismamiento...

martes, octubre 20, 2009

LA CASONA - LA CELDA




Las esposas tintineaban a cada movimiento que hacia, temblaba de pies a cabeza y estaba nervioso, demasiado nervioso, nervioso por una mas que posible caida, nervioso por el frío que hacía, nervioso por lo que le aguardaba..

Movía los pies con lentitud, asegurandose una y mil veces de no colocar los pies fuera del escalón, seguramente su lentitud la exasperaría pero no podría intentar satisfacer sus caprichos si ni tan siquiera conseguía llegar a donde ella deseaba; si rodaba por las escaleras y sufría lesiones de gravedad nada sería lo mismo, estaba seguro.

No, no me pondré en lo peor. Que podría pasarme por rodar por unas escaleras de piedra?. Nada, que habría de pasar. La ostia que me pegué puede ser de campeonato, será mejor que traté de fijarme en lo que hago.
Tropezó, pero en un ultimo intento trastabilló y logró no caerse.

Escuchó abrirse lo que parecía una puerta de metal, las bisagras chirríaron señal de que no debía ser usada muy a menudo.

- Pasa, el resto de la mañana puedes emplearlo en descansar, te hará falta.
- Si mi ama, como desee.

Sin decirle nada más, cerró la puerta a sus espaldas y le dejó solo.

domingo, octubre 11, 2009

LA CASONA - LOS ESCALONES



Tenía mucho frío y le costaba andar, el grijo del camino se le clavaba en los pies desnudos, el viento le azotaba con furia, las gotas de lluvia le humedecían el cabello y unas manos enguantadas le conducían poco menos que a tirones.

Subió unos escalones de piedra, agradeció mentalmente no tener que caminar más sobre el grijo. Le había costado verdaderos esfuerzos no protestar, o suplicar para que le dejase usar sus zapatos.

La puerta crujió al abrirse, cruzó el umbral y se encontró pisando un cálido suelo de madera, las esposas tintineaban con fuerza a cada movimiento que hacia al moverse.
Seguían caminando el recorrido parecia no tener fin, ya había escuchado abrirse al menos cuatro puertas.

- Ya casi hemos llegado, ahora vamos a bajar unos escalones, procura fijarte donde pones los pies o los bajarás rodando.
- Si ama, lo intentaré. Podría por favor ajustarme las esposas hacia delante, por lo menos hasta bajar los escalones, por favor ama.
- No hará falta.
- Si mi ama como guste. Perdone la impertinencia.

Intentó bajar los escalones, las esposas de sus tobillos apenas si le dejaban moverse y temía caer.

viernes, octubre 09, 2009

LA CASONA - LAS ESPOSAS



La puerta finalmente se abrió, un viento frio penetró en el cobertizo arrastrando hojas secas al interior, mezclado con gotas de lluvia ..

Hace muchisimo frio, espero no tener que estar mucho rato afuera, o me quedare tieso de frío.
Sintió el frio de las esposas al acariciar sus tobillos, para a continuación cerrarse con fuerza apretando sus tobillos.


- ¿Son realmente necesarias?. Sabe que no osaria desobedecerle ni hacer nada que le molestase.
- Por supuesto que no lo haras.
- Manos a la espalda.
- Lo siento mucho, no pretendía molestarle.

Le esposó ambas muñecas a la espalda con fuerza, y sin molestarse en contestarle, lo condujo fuera del cobertizo, casi a rastras, iba trastabilleando e intentando no caerse.

Apenas si podia caminar, debía dar pasos muy cortos, y a cada nuevo paso las esposas le daban un fuerte tirón a sus tobillos recordandole como debía andar.

Prefirió mantenerse en silencio e intentar hacer lo que le pidiese,
estaba asustado ante la incertidumbre por lo que le iba a suceder, y tenia mucho frio.
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