Movía los pies con lentitud, asegurandose una y mil veces de no colocar los pies fuera del escalón, seguramente su lentitud la exasperaría pero no podría intentar satisfacer sus caprichos si ni tan siquiera conseguía llegar a donde ella deseaba; si rodaba por las escaleras y sufría lesiones de gravedad nada sería lo mismo, estaba seguro.
No, no me pondré en lo peor. Que podría pasarme por rodar por unas escaleras de piedra?. Nada, que habría de pasar. La ostia que me pegué puede ser de campeonato, será mejor que traté de fijarme en lo que hago.
Tropezó, pero en un ultimo intento trastabilló y logró no caerse.
Escuchó abrirse lo que parecía una puerta de metal, las bisagras chirríaron señal de que no debía ser usada muy a menudo.
- Pasa, el resto de la mañana puedes emplearlo en descansar, te hará falta.
- Si mi ama, como desee.
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