Un poco de música..

miércoles, febrero 10, 2010

LA CASONA - LA SONDA..



Aún resoplaba, el alcohol rezumaba por su pecho e intentaba no chillar. Cuando se le acercó, le miró de arriba a abajo y le dijo:
- Bueno, ha llegado la hora de tu premio..
- Si mi ama, como diga.

Cogió una ahuja, aún mas larga de las usadas en sus pezones y se le acercó.
Si pudiese detener el tiempo sería justo en este momento cuando lo haría, no quiero ni pensar en "eso" atravesando mi piel. No había visto nunca una ahuja tan larga.

Me inquieta, me inquieta no saber dónde pretende ponerla y aún mas en cuantas ahujas estará pensando usar.. No sé si servirá para algo, pero tengo que intentarlo..
- Mi ama, ¿podría.. podría dejar esa ahuja para otro día?. Pongame cuantas quiera de las otras, pero.. por favor, reserve esa para otro día, por favor mi ama.
- Tranquilo.. una vez puestas ni notarás que están ahí. Trata de no chillar y quizás use menos de las que mereces.
- Si mi ama, lo intentaré.

Quizás si cierro los ojos, lo notó menos.. Pero no, y si eso la enfada. Si no me ha puesto aún el antifaz alguna razón tendrá. Mejor veo lo que hace mientras pueda.

Empapó sus muslos con alcohol, el tembló de pies a cabeza y la miró asustado.
Antes de que tuviese tiempo de decir nada.. la fina ahuja atravesó su piel a la altura de su ingle y continuó bajando por la cara interna de su muslo hasta salir en mitad de su muslo.

A duras penas había conseguido no chillar, estaba pálido de dolor y grandes gotas de sudor perlaban su frente.

Se le acercó con otra ahuja, el la miró un momento y luego cerró los ojos con fuerza.
Colocó la otra ahuja en la cara interna de su muslo aún con mas lentitud que la anterior.

- Se me apetece más Cola. No tendrás sed, ¿verdad?. - Dijo mientras le sonreía y le enseñaba otra larga ahuja..
- No mi ama, pero beberé si eso es lo que desea.

Bebió un largo trago y le mostró sendas cuerdas..
- Casi he terminado, tan solo faltan un par de detalles..
- Si mi ama, como diga.

Ató la cuerda al somier y pasó uno de los extremos alrededor de su muslo, casi con delicadeza, para después atravesar la cuerda con ambos extremos de la ahuja y volverlo a unir al somier.
Dispuso la otra ahuja exactamente igual y le miró..

Para su sorpresa le soltó las esposas de ambos tobillos y le miró sonriente antes de decirle:
- Yo en tu lugar procuraría moverme lo menos posible, y quizás absternerme de todo movimiento. Te garantizo que no te será nada agradable como lo hagas.

- Si mi ama, lo entiendo, gracias.
- ¿Que debo hacer para que vuelva a ponerme las esposas?. Me asusta quedarme dormido y hacer algún movimiento brusco, podría desgarrar mi piel.
- Es casi imposible que suceda, no están colocadas tan superficiales como parece. Tendría que ser un tirón muy brusco y mantenido durante un buen rato para que lograses desgarrarte, seguro que antes de llegar a ese extremo encuentras algún motivo que te haga detenerte.
- Si mi ama, como diga.
- Ahora, te falta un pequeño detalle y habré terminado. Dijo mientras le ponía el antifaz.
- Si mi ama, como desee.
- Te va a escocer un poco, pero nada que no hayas probado ya.

Cogió la sonda, la empapó el alcohol y empezó a introducirsela en su pene, al instante perdió la erección y se puso flaccido.
- He pensado que le venía mejor un poco de alcohol para que entrase más fácil, el lubricante está sobre valorado..
- Si mi ama, como diga.
- Ahora descansa un rato, te vendrá bien.

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