Un poco de música..

lunes, febrero 15, 2010

LA CASONA - UNA POSTURA LIGERA..



Aún parpadeaba cuando oyó cerrarse la puerta. Entonces suspiró aliviado, y miró sus muslos con preocupación.

Pues menos mal que no era nada, porque para no ser nada, tengo ambos muslos vendados. Si llega a ser algo, tendría que haber ido al médico..

Me molesta un poco, pero.. nada comparado con cuando echó el chorrito de alcohol..
Chorrito, estoy por asegurar que gastó media botella.. La cama todavía está húmeda.

Al rato se abrió la puerta, ella traía un maletín en la mano. Lo posó sobre la mesa y se le acercó.
- Bueno, te hace falta un poco de movimiento, ¿o pensabas que te iba a dejar descansar toda la tarde?. - Dijo mientras le soltaba las esposas de las muñecas, lo único que aún le mantenía sujeto al camastro.

- Si mi ama, como diga.
- ¿Tienes hambre?. - Dijo mientras le sonreía con picardía.
- Si, tengo hambre, pero haré lo que desee.
- En tal caso, comerás mas tarde, ahora mismo no se me apetece verte por el suelo.
- Si mi ama, como diga.
- Venga acercate al potro, hoy reposaras un ratito cómodo.
- Si mi ama, como desee.

El potro.. uff.. no me gusta nada el puñetero potro, me espera casi fijo otra interesante tarde-noche sin poder mover un músculo y echando chispas.
Si, estoy seguro será una buena noche.

No recuerdo haber estado nunca en el potro, sin haberlo maldecido una y mil veces a los cinco minutos de estar en el.
No muchos artilugios tienen esa propiedad, pero sin duda el potro es uno de ellos.

- Hoy estarás en una postura más ligera, que estoy convencida de que te gustará, apenas si la vas a notar. - Dijo mientras le sonreía y le mostraba el juego de esposas que estaban unidas apenas por diez centímetros ambos pares.
- Junta tus pies bajo la barra, apoya el estomago y baja los brazos. Es lo único que tienes que hacer.

Le esposó ambos tobillos, lo pasó por la barra y ajustó sus muñecas bien tirantes.
Perfecto.. ya no puedo hacer el menor movimiento, y no solo eso, me estoy clavando las esposas, y si trato de moverme retorceré más mis muñecas o quizás me las incrutaré en los tobillos.

- Abre un poco las piernas, todo lo que puedas.
- Pero, eso hará que las muñecas estén aún más tirantes.. Si, ya lo hago ama.

Cogió la cadenita y le ató sus huevos dando varias vueltas, separandoselos para después volver a juntarlos dando más vueltas, finalmente colgó un pequeño peso de ellos.

- Ponerte cómodo me ha dado hambre.. voy a comer algo. Me esperarás, ¿Verdad?. - Dijo sonriente.
- Si, mi ama haré lo que desee.

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