- Por supuesto que mantendrás tu postura. - Dijo mientras le daba un fuerte latigazo en sus muslos.
- Descansa un rato, te veo algo exhausto.
- Muchas gracias mi ama, lo estoy.
- Tumbate - Dijo mientras le soltaba las muñecas del collar, dejandolas esposadas entre si.
- Si mi ama como desee.
Ella abandonó el salón y le dejó allí tumbado, sabiendo que cuando volviese le encontraría exactamente en la misma postura tal cual le había ordenado.
Cuando volvió el dormitaba en su rincón totalmente ajeno a su presencia.
No juzgó necesario despertarle mientras hacia los últimos preparativos.
El se despertó sobresaltado al notar las bridas ajustandose a sus tobillos primero, a sus rodillas y finalmente a sus muslos.
La miró asustado, sin saber que decir. Solo podía haber una razón para prescindir de las esposas y el sabía demasiado bien cual era.
- Has descansado o aún con sueño?.
- Como mi ama diga, siento haberme quedado dormido.
Tras quitarle el collar le mostró el antifaz, el lo miró con aprensión, pero no osó protestar.
- Ahora me acompañarás y te pondré un poco cómodo.
- No has comido mucho antes, verdad?.
- No mi ama, en realidad no he tenido tiempo, tan solo bebí un poco de zumo cuando usted me llamó.
- Perfecto, entonces no habrá problema.
Que suave es este suelo debe tratarse de moqueta. Por fin un suelo agradable, aunque mucho me temo que no durará. Otra puerta abriendose esto es una casa o un laberinto?.
Al cruzar el umbral intuyó donde se encontraba. El suelo era muy frío y estaba compuesto por pequeñas losetas. Esto solo puede ser el baño, desearía estar en cualquier otro lugar; pero sé que es el baño.
El baño, maldita sea, preferiría cualquier otro castigo.
Entonces le quitó el antifaz.
- Meteté en la bañera y trata de estar tranquilo.
- Si mi ama como diga. - Dijo mientras la miraba con ojos vidriosos, y se metía en la bañera temblando.