LA CASONA - BEBIDA APETITOSA

- Si, seguro que tienes sed. Ya hace rato que has comido, y este calor da sed. Ahora vengo -Dijo dirigiendose hacia la puerta y cerrandola a su espalda.

Tiene gracia que cierre la puerta antes de irse, como si pudiese o quisiese ir a alguna parte.

¿A donde iba a ir?. Volver a mi vida gris y carente de emociones, a la rutina de cada día. Ver pasar semana tras semana idéntica a la anterior.

¡No!, eso no es vida. Llevo años buscando algo y ahora que lo he encontrado no lo echaré a perder. Años de ir a gabinetes, sin encontrar lo que buscaba, y dejando el sueldo para luego salir aún con mas ganas que antes de entrar, y con la sensación de que me faltaba algo. Decepción, si esa es la palabra, decepcionado.

Estoy justo donde llevo años deseando estar, esta vez será diferente, estoy seguro.
Apenas si hemos tenido sesiones durante unos meses, pero confió en ella. Me ha demostrado que se merece mi confianza, y que sabe bien lo que hace.

La puerta se abrió, ella llevaba en la mano una botella llena de lo que parecia ser agua.
Le quitó el plug hinchable de la boca, abrió la botella y le hizo beber.

No le quedaba otro remedio que tragarsela, la mordaza le impedía cerrar la boca y no tenía forma de intentar evitarlo.

El agua tenía un sabor desagradable, casi nauseabundo, no recordaba haber bebido algo tan malo en su vida.

- Está buena tu bebida?.
- Por favor, no más, por favor.
- Aún es muy poca, necesitas beber más. -Dijo dandole más agua.

El no podía hacer nada para intentar evitarlo, solo podía beber. La mordaza le impedía cerrar la boca y no tenía otro remedio que tragarsela.

- Por favor mi ama, por favor, no quiero beber más..
- No, sería desconsiderado por mi parte no darte de beber, con la sed que tienes. -Dijo sonriendo mientras le daba más agua.

El solo podía tragarsela, y esperar, era lo único que podía hacer.

- Si mi ama, como desee.
- Parece que ya no tienes más sed. -Dijo mientras le quitaba la mordaza.
- Gracias mi ama.
- Muchas gracias por quitarme la mordaza.
- Bueno, ya has descansado un ratito. Es hora de seguir.
- Si tratas de portarte bien no te pondré de nuevo la mordaza, tu decides. En caso contrario te habrás ganado un buen castigo.
- Por favor, mi ama, pongame la mordaza. Hoy no me veo con fuerzas para soportar uno de sus castigos.
- No me discutas, la mordaza no te hará falta de momento.
- No mi ama, no me hará falta.