Mantener mi postura, tiene gracia. ¿Quien no querría mantenerla si ello supondría clavarse un montón de púas en las plantas de los pies?.
Claro, como si fuera sencillo estar de puntillas sin poder mover los pies y sosteniendo además de mi peso, el de las cadenas que los aprisionan hasta casi cortarles la circulación.
No se los minutos que llevo, pero sé que mucho mas no aguantaré.
Y seguramente sea eso lo que pretende; por si fuera poco estar encerrado colgando de mis muñecas.
Es lo unico que podría hacer para descansar un poco. Pero si lo hago me clavaré cientos de púas.
Lo único que puedo hacer es tratar de aguantar.
El problema es que.. ya no puedo mas.. Definitivamente, solo me queda una opción.
Apoyar los talones y confiar en que no resulte tan doloroso como parece.
Nunca me había puesto tantísimas púas.
Apoyar los talones y confiar en que no resulte tan doloroso como parece.
Nunca me había puesto tantísimas púas.
De pronto un grito resonó en el interior del armario.
Cientos de pequeñas púas se clavaron en sus talones.
Ha sido mucho peor de lo que pensaba, no me atrevo a moverme, temo que se me claven de nuevo.
¿Hasta cuando pensará tenerme aquí encerrado?. Si al menos pusiese moverme un poco, destensar los músculos.
Pero no, lo único que podía hacer es lo que ya he hecho.
La puerta del armario se abrió sobresaltandole.
Debo de haberme quedado un momento traspuesto.
- Estas cómodo?.
- Si mi ama, como desee.
- Veo que no has mantenido tu postura.
- Lo siento mi ama, estaba muy cansado y ya no aguantaba mas, disculpeme por favor, ama.
- No hay problema, levanta tus talones.
- Si mi ama, por favor, ama no me haga.. - Dijo con voz temblorosa.
- Pisala de nuevo, si logras no chillar quizás te deje descansar un rato.
- Si mi ama, lo hago. - Dijo con gesto apesadumbrado.
Consiguió no chillar, no sin esfuerzo, su cara enrojeció y sendas lagrimas rodaron por sus mejillas.
- Levanta de nuevo los talones.
- Por favor mi ama, no me haga repetirlo, por favor. -temblando y casi a punto de echarse a llorar.
Para su sorpresa, retiró la tablilla de púas que había bajo sus pies y la sustituyó por un trapo.
- Baja los talones de nuevo, te escocerá solo un momento. -Dijo mientras una amplia sonrisa se dibujaba en su rostro.
- Si mi ama, como diga.
- Descansa, en un rato vendré a buscarte. - Dijo mientras cerraba la puerta del armario de nuevo, sumiendole en las oscuridad.
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