- Si mi ama, como desee. Pero.. ¿Que debo de usar para limpiar las escaleras?.
- Estoy segura de que sabrás apañartelas. - Dijo mientras le esposaba el tobillo derecho a la barandilla con una gruesa cadena.
- Si mi ama, lo haré no se preocupe.
Joder.. ¿Como podré dejar limpias las escaleras?. Si ni siquiera podré acercarme a la manguera.. No hay fregona, ni escoba.. Es más, no hay absolutamente nada.. O cae un chaparrón enorme, o no quedarán limpias..
- Volveré en un rato, y espero que para entonces las escaleras brillen mas que un espejo. ¿Estamos?.
- Si mi ama, como desee.
Y ahora.. ¿Que hago?. No tengo nada con que limpiarlas.. Ni tan siquiera una triste ramita con que intentar barrerlas.. Tengo que pensar en algo y deprisa.. Sino me esperará un buen castigo.
Miró en todas direcciones perplejo, tratando de encontrar algo con lo que limpiar semejante desaguisado. Y cuando estaba a punto de rendirse ante la evidencia de que no podría cumplir el encargo, vio a lo lejos una hoja mecida por el viento.
Esa es la solución.. Claro. ¿Como no se me ha ocurrido antes?. Si consigo coger esa maldita hoja, podré usarla para limpiar este barrizal..
Joder.. ¿No podía estar mas lejos la maldita hoja?. Esta puñetera cadena no me deja acercarme lo suficiente.. Quizás si me tumbo en el suelo la alcance.. Casi la tengo.. Joder, está apenas a un par de centímetros. Ufffffffffff, mi pobre tobillo, me clavo la jodida cadena.. Pero al menos te alcance.. Tanto esfuerzo para coger una triste hoja seca..
Y ahora viene lo peor.. Debo de volver a las escaleras, con los pies acribillados a cada paso que doy y el tobillo echando chispas del tirón que le he dado..
Un rato después, las escaleras apenas estaban polvorientas, y aun tenía en sus manos la hoja cuando la vio llegar.
- Y.. ¿A esto llamas limpio?.
- No, mi ama. Siento no haber podido dejarlo mas limpio.
- ¿Te has atrevido a coger una hoja del jardín?.
- Si mi ama. Siento haberlo hecho. - Dijo mientras le mostraba la hoja embarrada.
- No hay problema.. - Dijo riéndose.
- Será tu desayuno. Asegúrate de que no quede ni una miga. - Dijo mientras le miraba seria.
- Si mi ama, como desee.
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