- Se ve que te han gustado mucho las chinchetas, no has dejado casi ninguna sin usar.
- Pero claro, son mucho más suaves que las ahujas, eso para tí es poco menos que una suave caricia.
- Si mi ama, como diga.
- Habrá que repetirlo, me lo he perdido. Podías haber esperado a que volviese con la cola. - Dijo mientras esparcia tres cajas de chinchetas alrededor de sus muslos.
- Pero mi ama, me las clavaré de nuevo, por favor mi ama.
- Apenas las notarás ya lo verás, ni te darás cuenta de que están ahí.- Dijo mientras le sonreía.
- Verás como te diviertes, pero antes te hacen falta un par de cosas.
Cogió una vela negra y la encendió.
- Y sonrié no estes tan serio que sino luego en el video quedará mal.
- Si mi ama, lo intentaré.
La cera goteaba sobre su pecho a escasos centimetros, no pudo evitar chillar. En tan corto recorrido no le daba tiempo a enfriarse lo mas mínimo.
- No sabes comportarte, necesitas una mordaza, apenas si te he tocado y ya chillas.
- Perdonemé ama por favor, lo hice sin pensar, pero es que está demasiado caliente, me está quemando.
La cera seguía cayendo cubriendo su pecho poco a poco, bajando por ombligo y resbalando hacia sus nalgas poco a poco cada vez más cerca.
Mierda no parece que tenga la intención de apagarla, porque tuvo que elegir esa maldita vela, ya me resquema todo el torso y pretende achicharrame los huevos. Joder con su sentido del humor, lo que menos me preocupa ahora son las jodidas chinchetas.
Cuando empezó a caer sobre sus huevos, la miró con ojos suplicantes, la mordaza silenció un grito ahogado.
La cera seguía callendo, chorreaba entre sus piernas, ya cubría todo su escroto y parte de los muslos.
De pronto, apagó la vela, le quitó el dildo y retiró las pocas chinchetas que no se le había clavado.
- Suficiente por hoy. - Dijo mientras le quitaba la mordaza y las esposas.
- Muchas gracias mi ama.
- Ahora ve a darte una buena ducha y ponte presentable.
- Si mi ama, ahora mismo ama.
Al rato volvió y esperó en su postura sin atreverse a levantar la cabeza.
- Ve a tu cama y tumbate boca abajo.
- Si mi ama, ahora mismo lo hago.
- Manos a la espalda.
- Si mi ama lo hago.
Tras esposarle, pasó una cadenita uniendo las esposas de sus muñecas a las de sus tobillos y a la argolla de la pared.
- Trata de descansar un poco, te hará falta.
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