El sonido del móvil le sobresaltó.
Se apresuró a leer el sms, de todas formas que podía hacer allí, salvo esperar y echar un vistazo al móvil...
Sms: "Llegaré más tarde, la verja está abierta, empujala. La llave del cobertizo está bajo el felpudo. Ponte comodo. Ya tendrás noticias mías.
Por lo menos ahora tenía algo que hacer... y podría dejar de mojarse.
Empujó la pesada verja, que chirrió y no sin esfuerzo logró moverla, era muy pesada, y estaba cansado. Al tercer intento la obstinada verja cedió, y le permitió entrar.
El cobertizo estaba al lado de la verja, tapado con los matorrales, más que cobertizo debió de usarse en sus buenos tiempos como garita, ya que disponía de una ventanilla a través de la cual observar y ver si convenia abrir o no la puerta.
El cobertizo por afuera se veía recien pintado y bonito, pero nada más lejos de la realidad, dentro sus paredes estaban totalmente desnudas, a ladrillo vista, ni siquiera estaban lucidas las paredes.
En el cobertizo lo único que había era una silla y una toalla, sobre el suelo de cemento...
Muy previsora, pensó, como siempre..
Se quitó su ropa calada y se envolvió en la toalla tratando de entrar en calor.
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